Caiana Revista académica de investigación en Arte y cultura visual

Caiana Nro8

Jimena Ferreiro


Jorge Gumier Maier: el último moderno

La curaduría como práctica profesional se consolidó en Buenos Aires durante los 90 en el marco de un proceso más amplio de institucionalización del arte que impactó en todos los niveles del campo cultural. Estos cambios modificaron sustancialmente las dinámicas del arte contemporáneo reconfigurando el rol del mercado, a través de nuevas inversiones de capital privado que permitió la creación de nuevos espacios de arte, por medio de la reconfiguración de diferentes agentes del campo como curadores, críticos de arte y gestores culturales. Al mismo tiempo se produjo un paulatino cambio del perfil del artista bajo un entramado productivo más complejo que reemplazaría –no sin resistencias–, la noción de obra de arte por proyecto.En este nuevo escenario, el curador sería el emergente de esta nueva demanda de profesionalismo. Sin ser ajeno a estos cambios, Jorge Gumier Maier orientó su práctica en pensar una articulación local que pudiera contener una serie de artistas que prácticamente no circulaban por la reducida escena institucional de comienzos de la década, dotando a su programa artístico-curatorial de cierto matiz utópico como forma de resistencia cultural que enfatizaba lo local y que disfrazaba, a su vez, ciertas posturas idealizadas sobre las bondades del aislamiento cultural. Entre la apertura y la paranoia, entre la información y el hermetismo, Gumier construyó una política curatorial fundada en el amateurismo, operando por medio de un discurso que conservaba ciertos rasgos modernos que le permitía seguir sosteniendo a la obra de arte como espacio autónomo e inquebrantable y al artista como único portador de una verdad incomunicable.



Palabras Claves: Curaduría, amateurismo, localismo, profesionalismo y autonomía

Ver artículo completo

Jimena Ferreiro


Jorge Gumier Maier: el último moderno

Curatorship as a professional discipline consolidated itself in Buenos Aires during the 90s in the framework of a broader process to institutionalize art taking place at the time which impacted on all aspects of culture as a whole. These changes substantially modified contemporary art dynamics, reconfigurating the role of the market through new private capital investments which allowed for the creation of novel art spaces, while new actors took their places on the stage–curators, art critics and cultural managers. Then there was the slow shift in the profile of the artist as part of a more complex productive dynamic which was to replace, not without some resistance, the notion of a work of art with that of a project. In this new landscape, it was the figure of the curator that emerged most prominently in the search for a different brand of professionalism. Although not alien to these changes, Jorge Gumier Maier directed his practice to devising a local form of articulation able to contain a series of artists which had hitherto barely participated in local art circles due to the limited institutional scene at the start of the decade. He endowed his artistic and curatorial program with a certain utopian hue as a form of cultural resistance which emphasized the local and also disguised certain idealized postures about the virtues of cultural isolation. Between openness and paranoia, information and hermeticism, Gumier built a curatorial policy founded on the amateur, operating through a discourse which retained certain modern traits allowing it to continue sustaining the artwork as an autonomous and unbreakable space, and the artist as a sole bearer of a noncommunicable truth.



Key Words: Curatorship, amateurism, localism, professionalism, autonomy

See full text


ver número